• 14 Mar 1872
    1872-1887
    Luchemos por educarnos
  • 14 Mar 1872
    1907 - 1953
    Nosotras nos organizamos
  • 14 Mar 1872
    1925 - 1949
    Ahora nos toca votar
  • 14 Mar 1872
    1973 - 1989
    ¡Todas a la calle!
  • 14 Mar 1872
    1990 ...
    ¡Porque las mujeres también gobernamos!

Luchemos por educarnos (1872-1887)

¿Te imaginas cómo era la educación en el siglo XIX y principios del XX?

Sin dudas, muy diferente a la que recibimos nosotros. Esta se diferenciaba por sexos, una escuela de niños y otra de niñas; en el caso de las segundas, el foco de la enseñanza era educar a la mujer para ser una buena organizadora del hogar y encargada de transmitir los valores católicos dentro del hogar.

Por esto, Antonia Tarragó (1872) e Isabel Le Bun (1876), se cuestionaron: ¿Por qué tenemos una educación diferente a los hombres?, ¿Por qué no podemos ser profesionales?

Son preguntas que no era fácil de resolver, porque el sistema social no permitía que mujeres estudiaran en la universidad. Fue así como se inició la primera gran batalla de las mujeres.

Si hay un sistema que te impide estudiar o ser profesional, la opción era pedir acceso para que mujeres pudieran estudiar en la universidad. ¿Te imaginas cómo lo hicieron?

La primera en intentar fue Antonia Tarragó (1972), considerando el concepto de progreso escribe:

“Sabido es que el principio de la felicidad de los pueblos consiste en la civilización de sus individuos amparados por las leyes; pero la civilización no podemos alcanzarla sin el trabajo y este nos lo enseñan las costumbres. Estos dos elementos de la vida social, es decir, las leyes y las costumbres, nos vienen de los dos seres que componen la especie humana. Si aquellas son justas dan por resultados el progreso; pero para que este vuele con rapidez, es necesario que de igual manera sea impulsado por ambos” (Tarragó A; 1872)

Tras aprobarse el decreto de exámenes libres, Antonia, decide enviar esa solicitud. El problema era que como las mujeres no estaban contempladas ni en decretos ni leyes, el gobierno no se consideraba apto para tomar una decisión como esta.

A pesar de que no hubieron avances gubernamentales en dar una respuesta o cambiar la legislación, la prensa ya comenzaba a proponer el ingreso de las mujeres a la universidad como un tema contingente.

El segundo intento estuvo de a mano de Isabel Le Brun en 1876. Pide al Consejo Universitario tener una comisión que examinara a mujeres para aprobar las actitudes de mujeres y poder ingresar a la universidad.

De la misma forma que había sucedido anteriormente, el gobierno fue posponiendo esta nueva petición. Sin embargo, la prensa comenzó a profundizar mucho más en el dilema, proponiendo artículos sobre la educación de mujeres y la falta de un plan de estudio para mujeres; pero además, a cuestionar sobre la negligencia del gobierno en tomar una decisión al respecto.

No fué un proceso instantáneo, después de 5 años (1877), bajo el gobierno de Anibal Pinto, se aprobó el Decreto Amunátegui. Desde este momento las mujeres estuvieron autorizadas para dar exámenes para obtener títulos profesionales; pero aún no existía un plan de estudio para mujeres ni liceos públicos para ellas.

Las mujeres pasaron de ser marginadas y diferenciadas, a obtener un derecho civil tan básico como la educación. Es así como mujeres como Eloísa Díaz, Ernestina Pérez y Eva Quezada, se convirtieron en las primeras mujeres en ser graduadas de la universidad en la carrera de medicina, en 1887.

¿De qué sirvió tener mujeres en el ámbito público?, ¿de qué ayudó a que mujeres fueran enfermeras, médicos, profesoras, etc…?

Estamos hablando de Chile en principios del siglo XX, habían problemas sanitarios, niños con enfermedades, mujeres que debían trabajar. En este contexto, la influencia femenina en la vida pública fue fundamental para mejorar la calidad de vida de mujeres y niños.

Por ejemplo: Eloisa Díaz, se preocupó de que niños y niñas tuvieran buena salud para poder estudiar, por eso en 1911, organizó el Servicio Médico Escolar para luchar contra el raquitismo, deficiencia mental, enfermedades bucales. A ella se debe, de que ahora en todos los colegios y liceos se de desayuno, y se vacunen a todos los alumnos contra esas enfermedades.

Por otro lado tenemos a Ernestina Pérez quien colaboraba constantemente con la Cruz Roja, con un Manual de Higiene y Medicina Preventiva. Se dedicaba a escribir y enseñar a mujeres obreras como cuidarse; es así que escribe: “Manual de la enfermera en el hogar (1918) y “Manual de consejos higiénicos aplicados especialmente a la infancia”.

Sin duda alguna, estas fueron una de las primeras mujeres que desafiaron a la sociedad chilena. Son mujeres que sin importar los roles que debían cumplir, lograron ir más allá. Ellas creyeron que las mujeres eran tan capaces como los hombres, creyeron que podían aportar a la sociedad y lo cumplieron.

En palabras de Eloísa Díaz:

“Siento al reconertrarme íntimamente que no he perdido instruyéndome y que no he rebajado mi dignidad de mujer, ni torcido el carácter de mi sexo. ¡No! La instrucción, como muchos pretenden, no es la perdición de la mujer: es su salvación”

Bibliografía

Solicitud de Antonia Tarragó al Consejo Universitario, Santiago, octubre 1872, Archivo del Ministerio de Educación (en adelante AME), vol. 206, 99, foja 2.

Montecinos, S. comp. , Mujeres chilenas. Fragmentos de una historia, Santiago, Editorial Catalonia / Cátedra UNESCO / CIEG / Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile, 2008.

Nosotras nos organizamos (1907-1953)

Imagínate a Chile del siglo XIX, donde las mujeres estaban encargadas de actividades relacionadas con el hogar y la crianza; mientras los hombres tenían que salir a buscar el sustento de la familia. Pero...todo cambia: Algunas mujeres estudiaron en la universidad, otras se dedicaron a trabajar.

Durante la segunda mitad del siglo XIX, Chile comenzó a vivir un periodo de apogeo económico gracias al Salitre. Había más trabajo y oportunidades laborales, lo que llevó a que mujeres y hombres se desplazaran desde el campo a la ciudad o a centros laborales para tener trabajo.

Mucha gente comenzó a vivir en la ciudad y con ello, se expandió la industrial textil, de calzado y alimentos. Justamente, estas áreas se relacionaban mucho con trabajos que podían desempeñar las mujeres; por lo tanto, el ingreso de las mujeres al mundo laboral fue rápido y masivo.

¿Cuál eran las condiciones de que tenían? En 1907, las mujeres, eran la tercera parte de la población activa económicamente, con condiciones laborales lamentables. La mayoría de las trabajadoras eran mayores de 12 años, sus lugares de trabajo era desde fábricas o su hogar, con doble jornada laboral (12 horas diarias); además el salario era la mitad al de los hombre, incluso si hacían el mismo trabajo.

Esa mujer que veis, como os decía, trabajar modestamente, no es la miserable esclava que se doblega al duro látigo de su patrón; no, es la mujer libre y pensadora, que aun a costa de su sangre, si verterla fuera necesario, la vertería gustosa por su emancipación.

(Macier, 6 abril 1907)

En este contexto, a la par del Movimiento Obrero, llega a Chile la ideología socialista y anarquista; una de ellas fue Belén de Sárraga. Una española activista feminista, del librepensamiento, defensora de las obreras y anticlerical que dedicó su vida a difundir sus ideales. Por esta razón, estuvo en dos oportunidades en Chile (1913 - 1915).

Su paso por Chile, impulsó a las trabajadoras chilenas quienes venían denunciando y luchando para tener mejores condiciones laborales, a comenzar a autodefinirse como feministas y comenzar a organizar Centros Femeninos y participar activamente de las movilizaciones sociales.

Por ejemplo, su participación en huelgas fue de un 40,7%; entre 1907 - 1908 crearon y lideraron en Santiago 22 asociaciones mixtas o sólo de mujeres como: Centro de obreros de ambos sexos El Arte, Sociedad periodística La Alborada, Sociedad resistencia de obreras sastres, Centro Femeninos Belén de Sárraga (Hutchison; 1995)

Por ende, comenzaron a crear, llenar y demandar espacios para plantear los problemas de obreras y mujeres. Un ejemplo claro de esto fue el Feminismo Obrero, liderado por Elena Caffarena en 1953; o los medios de creados para dar a conocer sus problemáticas críticamente, como: las publicaciones del periódico feminista La Alborada, en el Teatro Denuncia.

Por primera vez en Chile, las mujeres se organizaron para luchar por su condición de clase, pero con perspectiva de género.

Bibliografía

Hutchison, Elizabeth Q. La defensa de las "hijas del pueblo": género y política obrera a principios de siglo. SUR, CEDEM En: http://www.memoriachilena.cl/602/w3-article-75854.html . Accedido en 17-11-2018.

Hutchison, Elizabeth Q. Labores propias de su sexo : género, políticas y trabajo en Chile urbano 1900-1930. LOM, 2006.Macier Ines, iPobres mujeres!, La AIborada, 6 abril 1907 Montecinos, S. comp. , Mujeres chilenas.

Fragmentos de una historia, Santiago, Editorial Catalonia / Cátedra UNESCO / CIEG / Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile, 2008.

Ahora nos toca votar (1925-1949)

¿Qué exige la lucha de género? Las organizaciones de mujeres desde el siglo XX, ya comenzaron a postular peticiones relacionaban con su rol asignado; o sea, de la maternidad y el hogar. Esto fue esencial en la lucha de género, porque son exigencias de cambio para que se tome en cuenta a las mujere y la infancia. Por ejemplo, protección a la maternidad y ayuda por los altos índices de mortalidad infantil.

No fue hasta que las mujeres lograron participar en el parlamento, que la la tasa de mortalidad infantil y de mujeres en el parto bajaron. Por eso mismo, que mujeres pudieran votar fue un paso de un largo camino.

Mujeres como Martina Barros en 1873, publica artículos sobre los Derechos de las Mujeres y comienza a dar charlas sobre el voto femenino en el Club de Señoras.

Otra mujer que comienza a concientizar a las mujeres sobre sus derechos es Amanda Labarca; es así como en 1915, crea el Círculo de Lectura.

Estas son unas primeras instancias de cuestionamiento que fueron tomando fuerza dentro de las organizaciones de mujeres, hasta comenzar a organizarse políticamente. Por ejemplo, en 1919 se creó el Consejo Nacional de Mujeres y en 1922: Partido Cívico Femenino. Ambas asociaciones postulan: Voto municipal, educación mixta, independencia económica y derechos laborales.

El movimiento de mujeres ya había empezado y se comenzaba a propagar por todo el país, lo cual se vió concretizado en la creación de: Unión Femenina de Chile (1925). Las mujeres chilenas se habían unido para conseguir un objetivo común: ser reconocidas como ciudadanas.

La lucha que comenzó (con las mujeres de Elite)  en pequeños grupos de lectura o de ayuda mutua, logró envolver a todas las mujeres del país. Hasta lograr el voto femenino en elecciones municipales (1931)

Pero esto no se quedó así. ¡Fueron por más! Ahora, para votar en las presidenciales.

Dentro de esta segunda etapa de lucha, en 1935 Elena Caffarena lidera la creación del Movimiento Pro-Emancipación de las Mujeres de Chile (MEMCH); movimiento que lucha por la liberación e igualdad de la mujer en la sociedad, economía y judicialmente. Además, se convierte en un precedente de lucha porque finalmente une a mujeres de diferentes clases sociales, lugares geográficos, etc…..¡ Quienes quisieran luchar por sus derechos, tenían un espacio acá! (Eltit, 1994)

Sin embargo, para la celebración del día internacional de la mujer en 1944 acuden 200 organizaciones de mujeres que se unifican en la Federación Chilena de Instituciones Femeninas (FECHIF), al mando de Amanda Labarca.

Esta Federación unifica las demandas de dueñas de casa, madres, profesionales, obreras, religiosas, etc. Todo tipo de mujeres unidas para cuidarse entre sí, para exigir que pare la discriminación por su rol, y terminar por hacer de primera necesidad la aprobación de la ley para el voto amplio de las chilenas.

Como ven, no fue un proceso de 1 o 2 años, fueron muchas las mujeres que estuvieron participando activamente desde sus inicios; unas teorizando, enseñando, colaborando o participando en asambleas, marchas, creación de revistas, entre otros.

Todos los intentos por ser reconocidas como mujeres y ciudadanas se logró gracias a la unión de las chilenas en una lucha en común, a los esfuerzos y que nunca se bajaron los brazos. Es así como en 1949 se aprobó el voto femenino universal.

Bibliografía

Eltit Diamela. Crónica del Sufragio Femenino en Chile. SERNAM, Chile, 1994

Godoy, Lorena [et al.] Disciplina y desacato. Construcción de identidad en Chile, siglos XIX y XX. Santiago de Chile : Coedición SUR/CEDEM, 1995

Montecinos, S. comp. , Mujeres chilenas. Fragmentos de una historia. Santiago, editorial Catalonia / Cátedra UNESCO / CIEG / Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile, 2008.

Pardo, A. La conquista de los derechos políticos (1900 - 1952). Archivo Chile, 2001.

En: https://critica.cl/historia/historia-de-la-mujer-en-chile-la-conquista-los-derechos-politicos-en-el-siglo-xx-1900-1952

¡Todas a la calle! (1973-1989)

Por el Golpe Militar, muchas mujeres se vieron forzadas a desarrollar múltiples roles como: ser madre, esposa y militante.

Algunas de ellas desde Chile, otras desde el exilio, tuvieron que compatibilizar estas diferentes actividades (considerando también la influencia feminista a la que se expusieron), por lo cual, llevó a que las chilenas se volvieran a empoderar como mujeres.

A pesar de que la lucha común era contra el régimen militar, las mujeres no dejaron cuestionar su rol, lo que generó tensiones de género entre las nuevas percepciones femeninas y los roles que los hombres seguían aplicando hacia ellas.

En 1980, Chile, estaba pasando por una crisis económica. A este acontecimiento, sumamos que el gobierno militar comienza a emitir listas oficiales para el retorno de exiliados, por otro lado, y ya habían agrupaciones de mujeres denunciando abusos a derechos humanos (ejemplo: detenidos desaparecidos, detenciones, torturas, entre otros). Todos estos actores se reúnen con una finalidad común: terminar con la dictadura, pero estableciendo un discurso desde el género en todas sus acciones.

En este marco se origina el movimiento social de las mujeres, que se caracterizó por la creación de muchas organizaciones civiles de mujeres con un gran peso social, cultural y político que van siendo relevantes en la oposición que, además, son capaz de poner en el centro de estas luchas sus derechos y reivindicaciones de género, junto a una frontal oposición a las políticas de la dictadura.

Es así como se comienzan a generar las protestas nacionales, además de la unidad de la izquierda en acción: “el 8 de marzo de 1983, con motivo de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, se realiza la manifestación pública más grande de los últimos 10 años”.

Durante dictadura, mayoritariamente fueron hombres los detenidos; por eso mismo, hermanas, esposas, hijas, sobrinas se organizaron para denunciar las violaciones a los derechos humanos; entre ellas tenemos: Agrupaciones de Detenidos Desaparecidos (1974), Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos (1974), Agrupación de Familiares de Presos Políticos (1975), Mujeres por la Vida (1978), Comité de Defensa de los Derechos del Pueblo (1984). Sin embargo, estos espacios también se convirtieron en los lugares para reivindicar la visión de las mujeres sobre su rol.

Por otro lado, otro grupo de mujeres comienzan a organizarse para estudiar las diferencias de género y proponer la reivindicación de sus derechos. Entre ellos se encuentra: Movimiento de Emancipación de la Mujer Chilena 83 (MEMCH), Movimiento de Mujeres Pobladores (MOMUPO), Circulo de Estudios de la Mujer (CEM) y Casa de la Mujer La Morada.

Dentro del movimiento social de mujeres, comenzaron a participar mujeres simpatizantes, pobladoras, exiliadas, entre otras; se encontraba una heterogeneidad de mujeres donde se expresaba la diversidad de intereses, necesidades y objetivos de cada grupo de acción femenina. En ellos, se compartía el repudio a la dictadura y la búsqueda de lucha para reformular la visión de las mujeres dentro del aspecto privado y público.

De hecho, dentro de estas organizaciones se crearon muchas propuestas políticas que buscaban reivindicar a la mujer, es más, la finalidad central era proponer proyectos que se dirigieran hacia la institucionalización de las problemáticas de la mujer (lo que posteriormente fue el SERNAM).

Estos esfuerzos prácticos y teóricos estuvieron centrados en las demandas de equidad e igualdad de  mujeres y hombres para la sociedad chilena.

De todas formas, durante la década de los 80, hombres y mujeres, Movimiento de Mujeres, los partidos políticos de izquierda y las personas colaboraron para llegar a triunfar en el plebiscito de 1988. Fue esta unión la que hizo posible terminar con el régimen militar.

Gracias a este contexto histórico, las mujeres entendieron que la política se mezcla con la vida cotidiana y, por ello, manifestarse por esto o llegar al gobierno para mejorar e institucionalizar las problemáticas de las mujeres, era un camino que continúa hasta ahora.

Bibliografía

Kirwood Julieta, Ser política en Chile. Las feministas y los partidos, FLACSO, Santiago de Chile, 1986.

Fernandez- Niño Carolina, Y tú, mujer, junto al trabajador. La militancia femenina en el Partido Comunista de Chile, Revista Izquierdas, año 2, N° 3.

Molina Natacha, Propuestas políticas y orientaciones de cambios de la situación de la mujer, En Propuestas políticas y demandas sociales. Vol. III, editor Manuel Antonio Garretón, Flacso, Santiago de Chile, 1989.

Rebolledo Loreto, Mujeres exiliadas, con Chile en la memoria, i>CEME- Centro de Estudio Miguel Enríquez- Archivo Chile, 2005.

Porque las mujeres también gobernamos (1990...)

La dictadura militar fue una circunstancia para que mujeres se agruparan a denunciar las violaciones de los derechos humanos, pero también se generó el espacio para reflexionar sobre el problema de la violencia de género.

Por ende, a parte de luchar abiertamente contra el régimen militar, fueron creando puntos importantes para apalear las problemáticas de las mujeres: es así que desde que retornó la democracia a Chile, se comenzó a “equiparar” las diferencias de género y legalizar la violencia contra la mujer. En 1990, se crea el “Servicio Nacional de la Mujer”, una institución del gobierno, dependiente del Ministerio de Planificación y Cooperación que buscaba abordar la problemática de la desigualdad y la violencia.

Un primer paso a estas políticas para proteger a las mujeres fue el “Instituto de la Mujer” (1987), el cual buscaba buscar soluciones desde la legalidad con temas relacionados a violencia, derechos reproductivos y salud. Todo esto, enfocado a dar asesoría a los políticos para poder implementar políticas públicas acordes a la realidad de las mujeres; esta iniciativa generó que en 1991 se creara la “Oficina Legal de la Mujer”, bajo el amparo del SERNAM, y su misión era dar asesoría legal a las mujeres dispuestas a denunciar violencia.

También hay otras iniciativas de los primeros años del SERNAM, todas iban dirigidas hacia la asesoría para las dueñas de casa: “Programa de Violencia Doméstica” (1990), donde se buscaba dar ayudar a mujeres maltratadas mediante capacitaciones, formaciones y atención psicológica; “Programa de Apoyo a Mujeres Jefas de Hogar con Escasos Recursos”, “Centro de Información de los Derechos de la Mujer (CIDEM)”.

Sin embargo, a modo de giro en la mirada del gobierno ante la protección hacia las mujeres, se reconoce el delito de Feminicidio en 1995 y, se aprueba el “Primer Plan de Igualdad de Oportunidades para Mujeres 1994-1999”. Su propósito era estabilizar la igualdad de género en las políticas públicas, mediante las siguientes preocupaciones: fuero maternal, subvenciones de mujeres en situación de pobreza, ley de descanso dominical, regularización de permisos por enfermedad de un hijo, protección laboral para mujeres embarazadas (Maravall Javier;11)

Si bien, las feministas tuvieron que adaptarse a las lógicas del gobierno y la institución, estas se lograron posicionar en el mundo de la política para visibilizar temas del mundo privado como: desigualdades ante la ley, violencia doméstica, derechos sociales y reproductivos, equiparar derechos laborales.

Por lo tanto, durante los primeros años del retorno en a la democracia, el foco de estos grupos se inscribía en presionar para que el Estado contribuya en la modificación de modelos socioculturales impuestos y, con esto, incluir a más mujeres en el espacio público como la política.

La igualdad de género es un indicador de cuán democrático es un sistema político (...). En los últimos años se ha comenzado a debatir y a consagrar la democracia partidaria, que consiste en una revisión del concepto de representación que solamente atendía a la pluralidad ideológica, territorial, para pasar a considerar el hecho de que si la ciudadanía está compuesta por hombres y mujeres ambos deben estar representados por porcentajes iguales en el sistema político” (Montaño, 2006; 13)

Todas estas luchas y consensos, que iniciaron desde antes de la democracia, tuvo que esperar muchos años para terminar con la creación del “Ministerio de la Mujer y de la Equidad de Género” (2016). A pesar de estos avances hacia la protección de las mujeres, aún queda mucho camino por recorrer; son muchos los obstáculos que aún tienen que enfrentar las mujeres, son muchas las resistencias que mujeres tienen que lidiar día a día.

Las mujeres han gobernado, participado, visibilizando las desigualdades de género, e, incluso, han sido parte fundamental en la creación de todas estos programas y leyes que el gobierno ha implementado; pero aún hay que lidiar con una sociedad patriarcal.

Bibliografía:

Maravall Javier, Violencia de género y masculinidad en Chile: una revisión de las políticas públicas en democracia (1990-2014); Cuestiones de Género: de la igualdad y la diferencia, 11

Montecinos, S. comp. , Mujeres chilenas. Fragmentos de una historia, Santiago, Editorial Catalonia / Cátedra UNESCO / CIEG / Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile, 2008.

Montaño, S. Ponencia presentada en Seminario Internacional Paridad de género y participación política en América latina y el Caribe, Santiago 5 y 6 de octubre. CEPAL, 2016.